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Llorar

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llorar  

Todas las emociones son necesarias. ¿No te parece? Y entonces, ¿por qué nos cuesta tanto reconocerlas y expresarlas en el día a día? ¡La teoría a veces se nos da mejor que la práctica!

 

¿Te suena este diálogo?

 

A- ¿Qué tal?

B- ¿La verdad? Mira… últimamente estoy muy triste, tengo un nudo en la garganta, unas ganas de llorar… (llora)

A- Pero ¿por qué? Espera… Ponte tranquila, no llores mujer, que seguro que no es para tanto… Piensa que tienes salud y eso es lo más importante.

CONCLUSIÓN: intenta evitar la vulnerabilidad de B y hasta le da consejos para hacerlo. B entiende que no debe mostrar sus emociones.

Hay que aplaudir cuando alguien llora, cuando alguien siente. No debemos reprimir las emociones porque estamos expresando nuestra verdadera esencia. Reprimirlas es crearte problemas en tus redes neuronales.

Jordi Montero, neurofisiólogo, experto en dolor

llorar

Normalmente si lloramos sentimos vergüenza por hacerlo o culpa por poner al otro en una situación incómoda o, incluso, nos percibimos como débiles. Vamos, ¡que no lo vemos igual de positivo y agradable que compartir un par de carcajadas!

¿Y el otro? Normalmente intenta censurar ese llanto (consciente o inconscientemente): “no llores mujer”. ¿Por qué? Porque no hemos sido educados en ver toda expresión emocional como algo natural. El llanto lo vemos como negativo, de primeras, como algo relacionado con la tristeza y estar triste no lo vemos bien. Por otro lado, encontrarnos en una situación donde el otro llora, nos hace sentir vulnerables y eso quiere decir: NO CONTROL (¡y ya sabemos cómo nos gusta a los seres humanos eso de controlar…!).

 

¡SER FELIZ O CULTIVAR EL BIENESTAR NO PASA POR EVITAR EMOCIONES NEGATIVAS!

 

Porque, sencillamente, no hay emociones negativas.

 

¿Rebobinamos?

A- ¿Qué tal?

B- ¿La verdad? Mira… últimamente estoy muy triste, tengo un nudo en la garganta, unas ganas de llorar… (llora)

  • Tranquila, sácalo, llora… Estás triste, tienes ganas de llorar, hazlo (la abraza).

B llora el tiempo necesario.

    • ¿Te sientes más tranquila? ¿Quieres dar un paseo para tomar el aire?

 

CONCLUSIÓN: A ha aceptado el llanto de B, ha reconocido su estado emocional e incluso se lo reafirma. B se siente comprendida, sin juicios y puede expresarse.

 

Estuve en Honduras, Perú, Bolivia y en Ruanda tras el genocidio. No sabes qué decir para consolar. Te quedas sin palabras, lo único que puedes hacer es abrazar a la persona y llorar con ella.

Dr. Ferran Sabaté, pediatra, médico cooperante

 

Y así es como el llanto cumple sus funciones:

 

Función personal:

-Lauren Bylsma, investigadora de la Universidad de Pittsburgh afirma que las lágrimas devuelven el cuerpo a su nivel ideal de funcionamiento, su equilibrio: después de llorar, sentimos alivio y desahogo, que mejora el bienestar general de la persona.

-Según el investigador William Frey II, las lágrimas emocionales contienen más prolactina, hormonas adrenocorticotrópicas y leucina-encefalina, que son elementos neuromoduladores que actúan como analgésico natural y ayudan a calmar, relajar y liberar el estrés. 

 

Función social:

-Desde que somos bebés, lloramos para llamar la atención de nuestro cuidador y así no morir por abandono. ¡Somos descendientes de los nenes más llorones!

Del mismo modo, lloramos de adultos cuando nos sentimos en un estado delicado en el que precisamos al otro. Llorar llama la atención de los demás y hace que se acerquen para consolarnos. ¡LLORAR GENERA EMPATIA!

 

En los post anteriores te he hablado de amar, sonreír, imaginar… Leer simplemente estos verbos seguro te produce una agradable bienestar. Son acciones que, de primeras, conllevan sensaciones positivas: tenemos ganas de acercarlas a nuestra vida. Pero entonces, ¿por que hoy te estoy hablando de LLORAR?

 

Dos razones:

1- Todas las emociones son necesarias en nuestra vida y lo que debemos hacer es ¡reconocerlas y gestionarlas! Todas nos dicen algo: unas son más simpáticas y otras menos, pero están ahí por alguna razón y debemos aprovecharlas para el AUTOCONOCIMIENTO (vital para el crecimiento personal). Llorar nos muestra que hay una emoción gritando (tristeza, ira o incluso, alegría) y nos invita a expresarla y tenerla en cuenta.

2- En las últimas semanas he llorado y mucho. Supongo que ello me ha dado ganas de hablar del tema.  Y te lo digo así, tranquilamente: ¡he llorado casi cada día! Al principio pensé que era una emoción que debía salir, pero luego me di cuenta de que se estaba convirtiendo en un estado anímico. ¿Raro? ¡Todo es raro! Jajaj Para mí no hay nada normal ni anormal. Simplemente, somos nosotros y nuestras circunstancias.

 

Si estamos pasando por situaciones como duelos, pérdidas, postpartos (en mi caso) o crisis varias: ¿de qué nos extrañamos al volcarnos en un estado emocional triste, por ejemplo? El problema vendría si tras perder a alguien querido no estuviésemos decaídos…  Y el problema también vendría si no tomásemos medidas. Es decir: una cosa es estar mal puntualmente (donde podemos poner en práctica sencillos tips para estar mejor, si queremos) y otra es estar mal permanentemente. Cuando la emoción se convierte en estado anímico, no sirve sólo la gestión emocional propia: debemos pedir la ayuda adecuada.

 

Para ir terminando: ¡llora y ríe cuando lo sientas! Tú sabes cuando todo anda bien en tu interior, así que escúchate a ti y a los demás: seamos empáticos con nosotros mismos y con el otro. Las emociones, como tú y yo, deben FLUIR.

 

TE RECOMIENDO:

UNA PELI

Intensa-Mente (inside out)

Sí, parece para niños pero ojalá los adultos entendiéramos y aplicáramos normalmente el mensaje que nos cuenta 😉

UNA CANCIÓN

CON LAS GANAS, Zahara

UNA CHARLA

¿Llorar sirve de algo? Afectos en la noche (con Elsa Punset)

 

UN CUADRO

Una obra de Rothko

(«No hay ninguna encuesta que lo demuestre, pero es probable que la mayoría de las personas que han llorado frente a una pintura del siglo XX lo hayan hecho delante de una obra de Rothko», asegura el historiador James Elkins en su ensayo Pictures and Tears (2001). «El subcampeón sería el Guernica de Picasso)

 

UN EJERCICIO

 

Julio Cortázar (en “Instrucciones para llorar” de Historias de cronopios y de famas) no explica como llorar:

Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.

 

Obviamente, ¡es broma! No tengo instrucciones que darte para que llores. ¡Llorar debe ser orgánico y brotar cuando sea necesario!

Pero sí te propongo un ejercicio para conectarte contigo y la vulnerabilidad generada por la tristeza:

-Elige una canción que te conmueva, que te conecte con una emoción triste o te recuerde algún estado de soledad… (¡yo ya te he recomendado antes la mía!).

-Elige un momento libre en un lugar de quietud.

-Relaja todo tu cuerpo y túmbate en el suelo, dejando caer tu peso.

-Entrégate en cuerpo, alma y razón a esa canción y SIÉNTELA.

¡FLUYE! No hay más… es vivir.

 

P.D. Otro ejercicio podría ser ver pelis tristes que te hagan llorar en grupo. No soy muy fan de la idea pero en Japón causa furor esta terapia llamada Riu-Katsu J En esta vida, ¡hay gustos para todo!

Un beso enorme y recuerda:

WE LOVE YOU