Gracias a las secuencias que combinan movimiento y pranayama (respiración) nos encontramos de repente en la esterilla, desnudos, como en un baile íntimo de observación, presencia, perfección y autoconocimiento.
Hace tiempo que quiero escribir un articulo de yoga acerca de mi experiencia, y aunque es cierto que, incluso en mi libro ama come vive brilla, nombro la importancia que tuvo en mi vida en mi gran momento de cambio, lo cierto es que no he vuelto a explicar más al respecto.
Hoy me apetece compartir contigo por qué es tan importante en mi vida y por qué me gusta tanto mantener una práctica regular, aunque sea en pequeñas cápsulas de 10, 20 o 30 minutos.
Y es que el yoga no es solo una práctica física, el yoga, más allá de si cantas mantras o te enciendes una vela, o lo haces delante de un altar, es una práctica completamente espiritual. De hecho, en mi opinión es una de las herramientas más eficaces de autoconocimiento, pues, mediante la práctica diaria, tenemos la oportunidad de observar y experimentar auténticas metáforas que tienen mucho que ver con nuestras propias actitudes en la vida diaria.
Por ejemplo, cosas tan básicas como asimilar que nada es permanente; que un día puedes sentirte fuerte y enraizado y al siguiente, sin motivo aparente, puedes tener una práctica de lo más retadora, pues todo cambia. Igual que la vida misma en muchos de sus aspectos.
Te ayuda a darte cuenta de que todo está siempre en constante movimiento, que nada es permanente y que, para sentirnos ligeros, tenemos que aprender a rendirnos, ser humildes y abrazar cada nuevo momento.
O el sentimiento de compasión hacia ti mismo, y la necesidad de aprender a no compararte con nadie, de asumir que cada uno tiene su camino, y al mismo tiempo, reconociendo y recibiendo los regalos que se dan, en forma de avance, cuando adoptas un compromiso contigo y persistes.
U observar, por ejemplo, como poco a poco tus músculos se van estirando y tus caderas se abren y de la misma forma, darte cuenta de que, de manera simultánea, tu mente también se abre a nuevas posibilidades dentro y fuera de la esterilla.
O como, gracias a la respiración acompasada, podemos relajar la mente y el corazón. El yoga nos enseña que, más allá del caos exterior, siempre podemos regresar a casa, a nuestro centro, a un estado de calma.
Es decir, la práctica del yoga nos da la oportunidad de experimentar los beneficios del auto cuidado. De los regalos que recibimos cuando adoptamos el compromiso de crear un espacio en nuestro día a día, un espacio en el que cuidar nuestra mente, cuerpo, espiritualidad y emociones desde un lugar de aceptación y no juicio.
De hecho, YOGA viene de la palabra en sánscrito YUG que significa UNIÓN. Y, desde mi punto de vista, no hay mejor manera de enraizarte y sentirte uno con todo y todos que mediante la experiencia y práctica del amor, la humildad, la empatía, la compasión y la presencia que brinda la práctica del yoga.
Pero ese, ese es precisamente el viaje por el que te va llevando, de la mano, el yoga.
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