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Yoga… ¿y a ti? ¿te ha picado ya el bichito?

Profile pictureIrene Alda
 

Igual ya practicas yoga o igual tienes un amigo, hermana o colega del trabajo que no deja de invitarte a que vayas a probar una clase con ellos. Sí, les ha picado “el bichito del yoga” y parece que están un poco adictos. Tranquilo, realmente no sufren de una adicción, simplemente han visto que se encuentran mejor y quieren compartirlo contigo. Y yo, como ellos, te cuento esto con la misma intención.

 

¿Puedo percibir ya beneficios en la primera clase?

Sí, por supuesto. Al igual que en cualquier otra actividad física, vas a oxigenar más tu cuerpo, liberar endorfinas y, por tanto, sentirte mejor. Además, a diferencia de otras disciplinas, el yoga incluye una parte de relajación al final de la clase. Por ello, sales renovado y con energía (igual hasta más sonriente).  Ahora, también es importante que no sientas ningún tipo de presión si no te ha gustado. Igual no has dado con una clase que te resulte adecuada (¡y no pasa nada!). Al final esto es como encontrar un par de zapatos cómodos, así que ten paciencia. Al principio, los movimientos y asanas (posturas) se te pueden hacer un poco extraños, pero poco a poco se grabarán en tu “memoria muscular”.

 

¿Practicar yoga es caro?

Puedes hacerlo tan barato o caro como quieras. Sí te recomiendo comprar una buena esterilla, que requiere un poquito de inversión (una que no resbale y que sea confortable), unos bloques (también puedes usar unas enciclopedias) y una cinta (o un cinturón de albornoz o kárate). Si eliges ir a un estudio, encontrarás paquetes de clases y te saldrá más económico que clases sueltas. También hay muchísimo contenido online: desde vídeos gratuitos en youtube o mi guía para comenzar el día, a cursos especializados como los que te ofrecemos en WLY.  Una vez que sepas un poquito, practicar en casa con alguna guía es buena idea. Pero, para empezar, ir a clase es apropiado ya que el profesor te indicará cómo realizar las posturas de forma correcta y así podrás evitar lesiones.

 

¿Y en un año qué puedo esperar?

Si practicas más de una vez a la semana observarás cambios en tu cuerpo y tu mente. Físicamente habrás ganado fuerza y flexibilidad. También habrás ganado conciencia corporal y equilibrio. Además, serás más consciente de cómo es tu respiración y tendrás herramientas para estar más relajado en momentos de estrés. Personalmente, una de las mejores lecciones que transmite el yoga es la aceptación. Aprendes a conocer cuáles son tus limitaciones (y a amarlas), cuándo intensificar y cuándo suavizar. El cuerpo te lo comunica a través del sistema nervioso y este tipo de observación es fácil. Con el tiempo, también lo podrás llevar a tu mente, conociendo mejor tus necesidades del día a día a través de tus pensamientos y emociones.

 

¿Es compatible con otros deportes?

¡Por supuesto! Y es una excelente idea. El yoga equilibra los “desajustes” que tenemos a causa de la vida diaria: siempre llevamos el bolso en el mismo lado, sujetamos el teléfono con la misma oreja o usamos la misma mano para cepillarnos los dientes. Todos estos pequeños patrones se quedan grabados en el cuerpo y en la esterilla puedes “deshacerlos”. Si además incluimos una modalidad deportiva, crearás fuerza y estimularás tus músculos de forma diferente, ganarás flexibilidad, manteniendo el rango de movilidad. Por ejemplo, los gemelos e isquiotibiales (musculatura de la parte de atrás de las piernas) se acortan mucho cuando corres.

 

¿Y… en las diferentes etapas de la vida?

Niñez, embarazo, vejez… sí, el yoga es para todos. Los niños necesitarán un punto de vista de juego con historias; las mujeres embarazadas practicarán ajustando los movimientos a los cambios de su cuerpo; y en la vejez el yoga mantendrá el tejido muscular (comienza a decrecer a partir de los 30) y la movilidad articular. Una de las personas más inspiradoras para mí es Tao Porchon Lynch, una mujer de 100 años que lleva practicando yoga desde sus veinte. Actualmente sigue impartiendo clases de yoga y baila salsa, ¿quién no quiere llegar a los cien y estar así de bien?

 

No sé si te habré convencido o no, tampoco quiero que te sientas obligado 😉 Sólo espero que te haya picado un poquito la curiosidad y que igual, la próxima vez que esa persona te invite a ir a clase de yoga con ella, le respondas con un valiente “sí”. Y quién sabe, igual te pica el bichito del yoga a ti también.

xx

Irene

 

PD: Si este artículo te ha resultado interesante, quizá quieras saber más sobre el curso que acabo de lanzar y estrenar en la escuela, que además viene con reto y lo empezamos en unos días. Toda la información está en la ficha del curso.