PlatónLa música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo
¡Sí! ¡Es una acción de puro crecimiento personal, de bienestar! ¿A qué no tienes dudas? Todos lo sabemos o lo intuimos, quizás. Yo, por ejemplo, tengo un nombre clave: Yann Tiersen. Cuando quiero, en mi vida o en las clases, que nos detengamos con todo nuestro cuerpo y mente y nos adentremos en nuestra imaginación, Yann se escucha bien fuerte. Las emociones brotan.
Así que hoy me he propuesto desengranar un poco más la relación que tenemos con la música para que seamos más conscientes (si cabe) del poder cotidiano que tenemos en nuestras manos (o, mejor dicho, en nuestras orejas). También me he decidido a ello porque vivo cantándole a mi bebé . Y lo hago sin pensar, de forma instintiva, primitiva casi… y él me escucha embobado mientras va “creciendo”.
En el anterior post, titulado AYUDAR, ya hablamos de la importancia de escuchar a otros y escucharse a uno mismo.
En un próximo escrito, que haré sobre MEDITAR, hablaré de la necesidad de escuchar el silencio. ¡Sísí el silencio se puede escuchar!
Y hoy, como decía, quiero hablarte de lo imprescindible que es escuchar MÚSICA. Es verdad que hacerla, realizarla, es una acción primordial en la historia del ser humano también. Pero, si tengo que elegir (y créeme que “tengo que elegir” porque hay acciones de crecimiento infinitas…) me quedo con escucharla, por ser hoy en día lo más habitual en todos.
Ninguna cultura actual o pasada de la que se tenga registro careció de música. Solo de manera reciente y en nuestra propia cultura, aproximadamente hace unos quinientos años, surgió una distinción que cortó la sociedad en dos clases con respecto a este tópico: los ejecutantes por un lado y los oyentes por otro Santiago Bardotti CLARIN, Revista Ñ
(Ojalá seas de ambas clases, yo no…)
¡Hoy quiero convencerte de que hagas del escuchar música un hábito como el comer ! Y no solo porque te guste sino porque te hace bien.
Aquí te cuento algunas historias para inspirarte:
LA HISTORIA DE AMOR ENTRE EL BIENESTAR Y LA MÚSICA
Esto te interesa. La música potencia el bienestar: aumenta la vida afectiva y emocional, la habilidad para gestionarse y motivarse, nuestra parte espiritual, las relaciones interpersonales, el autoconocimiento, la capacidad de expresión e, incluso, ¡puede ayudarnos a recuperar la salud!
Robert Gupta (violinista) nos cuenta cuenta como la música puede curar. En su conferencia TED da una prueba:
“El Doctor Schlaugh (neurocientífico que estudia la música y el cerebro en Harvard) descubrió que las víctimas de apoplejías afásicas no podían formar frases de tres o cuatro palabras pero podían cantar la letra de una canción. Y después de 70 horas de clase de canto descubrió que la música puede reconectar los cerebros de sus pacientes y crear un centro del habla”.
Por otro lado, en el caso del Alzhéimer, la música está siendo una herramienta poderosa ¡ya que la mayoría de los enfermos conservan sus recuerdos musicales!
En lo cotidiano también podemos aprovechar los poderes de la música para hacernos sentir mejor:
Tendemos a sincronizarnos con la música: la música barroca, por ejemplo, se aconseja para momentos relajantes porque el ritmo que tiene es muy similar al de nuestro corazón Jordi Jauset, autor del libro “Musicoterapia y Neurociencia”
Así que, cuando te sientas nervioso o con dificultades para salir adelante, frena, detente, ponte cómodo y escucha una canción tranquila que te lleve a imaginar un lugar calmado y tranquilo. ¡Crea tu paraíso! O bien, si quieres animarte y potenciarte: escucha a todo volumen un ritmo algo acelerado que te alegre y ¡aumente tus pulsaciones!
Todo era sagrado en un primer momento. Y la música era curación espiritual Vincent Moon, Filmmaker
LA HISTORIA DE AMOR ENTRE ALICE Y LA MÚSICA
Las personas que no tienen ninguna relación con la música son pobres. La música te lleva a otro mundo Alice Herz-Sommer, la superviviente más longeva del holocausto
Alice fue, es y será una de las personas más optimistas y motivadoras que se me ocurren. En el campo de concentración donde estuvo confinada, dio más de 100 conciertos de piano. Los que escuchaban su música, sentían consuelo. Era un apoyo moral, no un entretenimiento. Era una motivación para seguir queriendo vivir.
Alice sentía que la música era la forma de arte más bella, que lo era todo para ella y que no le interesaba nada más. De Beethoven decía que era un milagro, que su música no era solo melodía sino que había mucho más dentro, estaba llena e intensa.
Hasta sus últimos días tocó el piano y la gente se paraba ante su edificio a escucharla. Así que todo su vida, privada de libertad o no, tocó el piano y la gente se acercó a ella como un imán.
Y es que, desde siempre, el ser humano de todas las sociedades ha necesitado de música para unir a la gente en fiestas, cantos guerreros, funerales… Uno de los poderes de la música es unirnos socialmente: ¡cohesión social! Al escucharla juntos, compartimos estados de ánimo y se nos activa la empatía.
¡Estamos hablando de un remedio total para evitar el estrés y vivir mejor! Que vengan la tuna, los mariachis, el coro del pueblo… ¡que venga quien sea a tu fiesta pero que hagan música y te inviten a participar de ella!
LA HISTORIA DE AMOR ENTRE LAS EMOCIONES Y LA MÚSICA
El arte de la música es el que más cercano se halla de las lágrimas y los recuerdos Oscar Wilde
Para mí son la pareja ideal, el combo, ¡el Fred Astaire and Ginger Rogers del crecimiento personal! Y es que las emociones y la música viven juntas porque comparten la misma región del cerebro. Además, las emociones se encargan, en gran parte, de convertir la música en algo comprensible y nada tiene más impacto en el cerebro que la música: afecta a la memoria, al movimiento, las emociones… ¿Hay alguna parte del cerebro que no se vea influida por la música ? Creo que no…
La música tiene la capacidad de cambiar nuestro estado de ánimo: activa cada una de nuestras estructuras emocionales en el cerebro. La música puede evocar el núcleo mismo de las estructuras cerebrales responsables y creadoras de nuestro universo emocional Stefan Koelsch, profesor de psicología de la música
Según Koelsch es por eso que la música puede usarse con valor terapéutico donde las emociones estén comprometidas (depresión, trastorno post traumático, trastornos por ansiedad…).
La música es una forma divertida de encontrar nuevas formas de expresar las emociones, de ampliar el vocabulario referente a las emociones.
La pregunta es: ¿Qué emoción quieres manifestar o ver crecer? Si necesitas atravesar un duelo, quizás unas buenas canciones tristes sean las que hagan catarsis en ti y te ayuden. Pero recuerda que, igual que con las personas, a la música no hay que oírla, hay que escucharla para realmente sentir su poder. Y hablando de “recordar”…
Los recuerdos que más perduran son los que están ligados a una vivencia emocional intensa y justo la música, con lo que está más ligado es con las emociones y la emoción es una puerta al recuerdo Fátima Pérez-Robledo, musicoterapeuta
Todos tenemos una lista de canciones que nos hacen evocar recuerdos emocionantes. Todos tenemos la banda sonora de nuestra vida.
Y para terminar, hablemos de…
TU HISTORIA DE AMOR CON LA MÚSICA CLÁSICA
¿La has vivido ya? Digo tu historia de amor con la música clásica. ¿ Te gusta? ¿La escuchas a menudo? ¿Crees que es para todos? ¿No?
Tal vez no… porque parece que únicamente el 3% de la gente ama la música clásica. ¿Tal vez por “vieja”? Tiene más de 1000 años…
Pero el genio de Benjamin Zander (apasionado director de orquesta británico) está convencido de todo lo contrario. ¿Quieres hacer la prueba que lo demuestra, según él?
Intenta escuchar un nocturno de Chopin, pensando en alguien que ya no está y al que sigues amando. Chopin sabía lo que hacía y para qué lo hacía. Te vas a conmover, seguro, y dejarás tus emociones volar con la melodía.
Y es que TODOS NECESITAMOS de la música clásica porque nos habla directamente a las emociones. Simplemente hay que acercarse a ella con la vulnerabilidad emocional y la predisposición adecuada, dejándose transportar: estar ante ella. ¿Te parece un esfuerzo? El beneficio es infinitamente mayor: ¡vuelas liberado! ¿Alguien se acuerda de la escena de Pretty Woman en la ópera?
Si son curiosos, si tienen capacidad de asombro, si están vivos, ya saben todo lo que deben saber Michael Tilson Thomas, director de orquesta, pianista y compositor
Llegando al final, solo decirte que tal vez ya estés enamorado de la música clásica y no lo sepas (o no lo recuerdes). ¿Te has dado cuenta de todas las grandes películas que la han usado para transmitirnos más? Grandes genios como Kubrick son asiduos. ¿Te suena la canción de 2001 odisea en el espacio? ¡Pues es Strauss! Y si ya lo sabías, te invito a que te fijes de nuevo en la cantidad de música clásica que relacionamos con el cine.
Y hasta aquí esta historia musical. Podría ser más larga, más infinita, más completa… pero aquí lo importante no es la teoría. Solo espero que a tus mañanas las inundes de buena música que te haga SENTIR, VIVIR.
Antes de cerrar el artículo, ¡ahí van las recomendaciones de hoy!
UNA PELÍCULA
El artículo pasado hablaba de ayudar y este de la música. Si hay una película que podría resumir el poder de los dos verbos en el acto de crecernos como personas, es ésta.
UNA CONFERENCIA
“The transformative power of classical music” de Benjamin Zander
Para llegar a entender y amar la música clásica.
UN LIBRO
“Música y neurociencia: la musicoterapia” de Jordi Jauset
UN EJERCICIO
¿Tienes algún hábito que quieres incorporar? Por ejemplo: Yo quiero hacerme un zumo cada mañana. Parece fácil, ¿verdad? Pues a veces los hábitos más sencillos son los más costosos de introducir en la vida. Un facilitador puede ser ponerle banda sonora a tu propósito.
En este caso, yo le puse “My Baby Just Cares for Me“ de Nina Simone. Me levanto, me pongo la canción y la relaciono con hacerme el zumo… ¿Te suena? ¡Es la herramienta más usada por la publicidad! Pues, ¡hazla tuya!
WE LOVE YOU
¡Escucha el tema de los Rolling Stones para sentirlo!